diumenge, 20 d’agost del 2017

Correspondencia entre los planetas de la antigua Mesopotamia y la astronomía grecoromana

Correspondencia entre los planetas de la antigua Mesopotamia y la astronomía grecoromana


Probable representación de Ishtar
o su hermana Ereshkigal
En el libro sobre la historia de la astrología desde los inicios hasta la actualidad Kocku von Stuckrad desgrana  la evolución de la ciencia de los astros. En la página 55 explica la correspondencia de los planetas en la antigua Babilonia con los nombres griegos. Según el autor que en Mesopotamia los antiguos sacerdotes se ocupaban del desarrollo de la astronomía y la astrología, en ese momento una sola disciplina hasta los tiempos de Kepler, "el último astrologo". Kepler fue un hombre que era demasiado matemático para los astrólogos de su tiempo, y demasiado astrólogo y platónico para los historiadores de la ciencia. Y su figura sigue siendo incómoda para la Ciencia actual que ve en la astrología una hija loca de una madre cuerda, según la célebre definición del filósofo Voltaire. 
     Stuckrad nos cuenta que los antiguos mesopotámicos tenían la siguiente correspondencia planetaria aunque parece que no adoraban los planetas como dioses sino como sus estrellas:


Tiamat y Marduk
  • Sol-Shamash, hijo de Anu el Dios supremo y creador de todas las estrellas.
  •  Luna-Sin, el dios lunar. 
  • Venus-Isthar, Inanna (sumeria) o Astarté (para los fenicios y figura que algunos mitólogos asocian a Lilith). Ishtar era hermana de Ereshkigal,  la esposa de Nergal, señora del Averno y análoga a la Perséfona griega. No era una diosa del matrimonio sino del amor y el deseo, el contacto carnal. Era asociada al símbolo de la estrella de 8 puntas. El culto a Isthar fue llevado por los comerciantes probablemente a grecia del que tenemos notícia por Heródoto, el padre de la historia. 
  • Júpiter-Marduk (la ascensión de Marduk, el hijo que derrota al monstruo Tiamat, asociado al Caos de las fuerzas primordiales femeninas y matriarcales, y al que se le asoció al poder divino. Por tanto Júpiter quedó ligado a características propias del posterior Zeus griego, como la abundancia y la buena suerte).
  • Mercurio-Nabu (el hijo de Marduk). El dios tutelar de la escritura y que fue asociado por los griegos tanto a Apolo como a Hermes. Recordemos que Mercurio rige a Géminis y este es un signo asociado a la palabra, y sobretodo la palabra escrita. En Egipto Antiguo está asociado a los escribas que en el mes de junio tomaban nota de las cosechas del año en el Nilo. 
  • Marte-Nergal, deidad guerrera, dios del Averno y portador de desgracias. 
  • Saturno- Ninurta, dios de la tormenta y la caza. Era el más lento de los planetas visibles y considerado como un "Sol cansado" por los babilonios. Tenía conotaciones relacionadas con la justícia y el orden, lo que actualmente identificamos con los límites de lo saturnino, no las connotaciones maléficas de tiempos posteriores. 
Marduk y el dragón
en un sello babilónico
El frágil equilibrio entre este orden arquetípico que los sacerdotes administraban, en una sociedad muy jerárquica, era algo que obligaba a la casta de los templos a satisfacer a los reyes con augurios positivos (aunque muchas veces no era posible) y se creaba una dinámica y compleja relación entre política, religión y opinión pública. Como explica Stuckard este conflicto se puede palpar de nuevo en el Renacimiento cuando la lucha entre las facciones del Cristianismo, la Iglesia y la ciencia que convierten Europa en un campo de batalla donde los astros eran invocados por unos y por otros, suscitando tanto el desprecio de algunos y la adoración de las masas, aunque solo unos pocos, como se quejaba Kepler, eran capaces de comprender el entramado de la naturaleza del mundo, del cielo y la tierra. Por lo que los temas catastróficos, tan en boga en tiempos de astrólogos como Nostradamus fueran herramientas de control del orden público. 




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